Declarado Conjunto Histórico en el año 1973. Es una encantadora villa que parece haberse detenido en el tiempo, rodeada en su totalidad por una imponente muralla que mantiene muy bien conservado su pintoresco casco urbano.
Al adentrarse en esta joya arquitectónica a través de su puerta natural, uno se ve inmerso en una amplia plaza que antaño fue un patio de armas del siglo XVI y que, en aquel entonces se utilizaba como plaza de toros. Desde este punto privilegiado, la vista se deleita con la majestuosidad del castillo, mandado construir en el siglo XV por Don Pedro de Zúñiga, señor de Miranda del Castañar. Con su planta en forma de trapecio y custodiado por altos muros, este magnífico edificio alberga cuatro torres cilíndricas en sus esquinas, mientras que una torre del homenaje elevada, coronada por un elegante matacán, se yergue en lo más alto, recordando tiempos de grandeza y honor.
A la derecha, justo antes de entrarnos en la muralla, se alza la solemne figura de la antigua alhóndiga, que data del siglo XVI y que hoy en día alberga el Ayuntamiento. Inmediatamente nos encontramos con la primera puerta de entrada al recinto amurallado del siglo XIII, la majestuosa puerta de San Ginés, orientada al este (cada una de las cuatro puertas está orientada a un punto cardinal).
«Es en este escenario pintoresco donde el pasado y la tradición se dan la mano, creando un ambiente único y cautivador»
Se puede recorrer el interior por la llamada calle larga de la que salen a uno y otro lado numerosas calles angostas y en cuesta, desde donde se pueden observar casas de piedra señoriales con escudos de familias nobles, junto a otras de aspecto más tradicional con tramoneras y balcones de madera, donde parece que van a tocarse por los aleros de las casas.
A mitad de camino, llegamos a la plaza de la iglesia, construida en el siglo XIII, está dedicada a Santiago y San Ginés de Arlés en honor a las repoblaciones francesas, y que exhibe un cautivador estilo gótico. Destaca la torre erigida sobre una roca en el siglo XVII, que está separada de la iglesia.
En esta plaza también se pueden admirar edificios nobles como la cárcel y el Peso Real que nos evocan la importancia del Señorío de Miranda del Castañar, ya que fue capital del Condado de Miranda, constituido en 1457 y que agrupaba a otros 18 municipios cercanos. Al final de la calle larga se encuentra la puerta de la Villa por donde accedemos a la ronda norte que recorre la muralla por su exterior hasta llegar a la puerta del Postigo situada al sur. Desde este punto, se disfrutan vistas espectaculares de la Sierra de Béjar y Candelario. La última puerta que encontramos es la de Nuestra Señora de la Cuesta, a través de la cual accederemos a la ermita dedicada a la patrona de la villa, erigida en el siglo XVI.
Durante las festividades, la imagen de la virgen que data del siglo XIII, es llevada hasta la iglesia al compás de gaita y tamboril, mientras las calles del pueblo se iluminan con faroles y candiles de aceite que cuelgan de balcones y ventanas, creando una atmósfera mágica y festiva.